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juandon. Innovación y conocimiento

La búsqueda del conocimiento en una Sociedad de la Inteligencia

mes

enero 2014

«…zurciendo el saco, si pero con un saco no se pueden coger ballenas… (Innovar en educación)

juandon

saco-roto

Cada día y con mayor insistencia se está escuchando que la gente dice que necesitamos más desarrollo profesional o un mejor desarrollo profesional. A menudo, esto significa simplemente, «necesitamos más capacitación.

La mayoría de las veces los docentes participan en innumerables planes de formación TIC, TAC…evidentemente la administración ni las empresas particulares aún no conocen lo que es el TEP (Tecnologías del emprendimiento y la participación), pero eso da igual…

Formación de profesores en el aprendizaje basado en proyectos y luego exigir un mapa curricular rígido con pruebas estandarizadas semanales, o lo que es lo mismo, EXAMENES puros y duros con sus consecuencias..

Fomento de la innovación, pero los profesores siguen utilizando el libro de texto el prescrito a diario. He oído «está bien para complementar pero no sustituir el plan de estudios»…

En una clase constructivista, el docente no es simplemente quien les dice a los alumnos lo que deben saber. Es, en cambio, quien debe ayudar al alumnos a articular lo que deben saber y cómo lograr saberlo y cada vez mejor.  El docente es un facilitador, un  coach, y un mentor cognitivo.  Cambian el rol desde uno central donde deben modelar la situación problemática a resolver, hasta un rol periférico donde deben alentar a los alumnos a interactuar entre ellos y a construir su propio conocimiento.

Los docentes pueden mostrar a sus alumnos vías para descubrir qué es lo que no saben y utilizar nuevo conocimiento para resolver el problema.  De esta manera, el docente está modelando su propio proceso de pensamiento.  También aquí podemos hablar de las decisiones acerca del uso apropiado de la tecnología.

 

Es importante que los docentes puedan exponer a sus alumnos a una variedad de tecnologías que sean apropiadas para cada caso, y que ilustren las bases para decidir dónde y cuándo implementar determinada herramienta tecnológica.  Este modelo pone al descubierto cierto tipo de creencias erróneas acerca de que la tecnología ayuda a los alumnos a ser consumidores inteligentes de tecnología.  Quizás como muchos docentes ya lo han experimentado, hay una rutina logística a llevar a cabo en la planificación del uso de la tecnología en el aula.

La conclusión es que a menudo muchos docentes conocen las grandes estrategias e incluso se han hecho cambios de paradigma hacia un estilo constructivista. Sin embargo, las políticas no han cambiado para dar a estos permiso para hacer lo que es mejor, o en el peor de los escenarios, muchos docentes ni lo conocen ni quieren hacerlo. miedos, recelos….desconocimiento..

Es por eso que cuando ves cosas interesantes que pueden suceder, a menudo es subversivo . Son los rebeldes que están diciendo, «Al diablo. Estoy haciendo esto. Me pueden despedir si tienen que hacerlo, pero lo hacen….aunque la mayoría de las veces su intención es mejor que lo que realmente hacen,, es decir, las buenas prácticas son eso, mejoras del sistema, pero lo que no se dan cuenta que lo que está mal el sistema, que están «zurciendo el saco, si pero con un saco no se pueden coger ballenas…

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¿Quién se atreve a decirlo alto y fuerte? No quiero esta educación!

juandon

grito

El interés en el uso de Internet para recortar el precio de la educación superior está siendo impulsado en parte por la esperanza de los nuevos métodos de enseñanza, sino también por la frustración con el sistema existente. La mayor amenaza a aquellos de nosotros que trabajamos en colegios y universidades no es el aprendizaje en línea, ss el hecho de que vivimos con unas instituciones perfectamente adaptadas a un ambiente que ya no existe…., por tanto vivimos en una realidad falsa, nos ENGAÑAMOS A NOSOTROS MISMOS….

Muchos de mis colegas DE ALREDEDOR DEL MUNDO, creen que si EXPLICAMOS LA SITUACIÓN CON CLARIDAD… los legisladores entrarán en razón y nos darán el dinero suficiente para salvarnos de la reestructuración dolorosa, realemnte es un planteamiento, pero obviamente, no el único..

Nunca he visto a nadie explicar por qué este argumento será persuasivo, y nos estamos acercando a los años 40 y cincuenta del siglo pasado, en los que las súplicas similares han fracasado, pero «¿algún día el gobierno nos va a dar un montón de dinero» que se mantiene en circulación? yo no lo creo, pero no digo que no sea posible, que se den cuenta de lo que suceda o que cambien de planteamientos, como les proponemos con la EDUCACIÓN DISRUPTIVA: UN TIPO DE PLANTEAMIENTO QUE EL TRABAJO Y LA EDUCACIÓN, van juntos con lo que no solo no asumimos más costos, si no que lo que hacemos es INVERSIÓN, que es muy diferente y además recogemos lo producido (formación y trabajo)…

Si no podemos seguir aumentando los costos para los estudiantes (no se puede) y si nadie va a venir a nosotros para salvarnos, entonces la única forma que queda para ayudar a estos estudiantes es hacer una versión más barata de la educación superior para la nueva mayoría de los estudiantes, y eso obviemente NI ES POSIBLE, NI ACONSEJABLE, FALTARÍA MÁS, ya que precismanete lo que necesitamos es lo contrario.

También nos obliga a abandonar cualquier esperanza de restaurar la edad de oro. Fue un tiempo agradable, pero no era estable, y no duró, y no va a volver. Se ha dado diez años, más de lo que duró, de hecho, y en el tiempo, ya que terminó, hemos hecho más daño a nuestras instituciones y nuestros estudiantes, y nuestros colegas más jóvenes, tratando de preservarla .

Argumentando que tenemos que mantener el sistema actual el tiempo suficiente para obtener el subsidio necesario, la ayuda de papa estado, la aportación de algunas empresas,…pero eso solo sirve para preservar los diferentes estatus las élites de docentes, estudiantes ricos, instituciones-, pero eso no es la realidad.

Estamos en otra época y por lo tanto requiere de otras cosas,¿por qué no nos atrevemos a cruzar las líneas rojas y probamos con LA EDUCACIÓN DISRUPTIVA? es una propuesta y un reto…¿QUIÉN LA ACEPTA? ¿QUIÉN LA PROPONE EN DIFERENTES INSTANCIAS SOCIALES, ECONOMICAS, EDUCATIVAS, POLÍTICAS? ¿quién se atreve a aceptarlo y a decirlo alto y fuerte?

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Las tecnologías, subvierten los «anacrónicos paradigmas»!

juandon

papa

La tecnología de aprendizaje puede facilitar el aprendizaje, pero no garantiza que: necesitamos una mentalidad de gran diseño de aprendizaje …Eso lo dice mi amigo Julian Stodd y lo decimos por esta casa des de el 2004, una obviedad aplastante….

Hoy mismo hablando sobre la diferencia entre TIC y TAC, ha salido el planteamiento y mi respuesta a su pregunta ha sido clara: no es cuestión de tecnologías, que también, pero si de mentalidad de hacer las cosas diferentes (ayudados con las tecnologías), pero no consiste en meter tecnologías porque si, aunque soy, como saben de los que cree que las tecnologías no se ponen, si no que ya van con nosotros..

Me remito a la importancia de la VELOCIDAD, en nuestra era, y es aquí donde el estado de cambio permanente, lo que algunos llman Beta, o un estado de prealerta anticipandose a los posibles sucesos (Alfa), se hacen más patente con una sociedad que vuela, que se viraliza así mismo y que ya no permite decir «esto no sucedía antes», evidentemente que no sucedía, hoy la lentitud no vale para nada ni tampoco para aquellos pedagogos, especialmente, que sostienen que los cambios deben experimentar un periodo de prueba largo para que se consoliden, pues bien, este planteamiento sindo verdadero hace un tiempo, ahora es completamente inútil, insostenible e impracticable..

Cierto que la tevcnología convergente y emergente ha DESTROZADO todos los paradigmas existentes hasta ahora, incluso los ha «incitado» a desaparecer y como es cierto, debemos trabajar y vivr con ello. No es cuestión de aceptarlo o no, es cuestión de acomodarse a ello y procurar entrar en el «vortice» de lleno.

Para trabajar en estos cambios permanentes y tan rápidos necesitamos «escuchar y comprometer a otros»: Escuchemos primero. La red no necesita oír.

La red, la conectividad entre personas, organizaciones,… no necesitan otra opinión, sino que necesitan de su respuesta y su participación en las conversaciones y eso es lo que debemos poner en marcha.

Si queremos proponer una estrategia, el camino es a través de ayudar a otros a alinear mejor, comprender y entregar esa estrategia junto a nosotros, de manera REDÁRQUICA..

Es más importante involucrar en ello a los demás, que lo que queremos proponer, ya que si nadie colabora con nosotros no tenemos nada, por muy bueno que nos parezca, idea parecida a la que ya proponia Marsall Mcluhan..

Obviamente si somos carismáticos, eso ya lo llevamos por delante, pero también conectar con la gente para librarlos de valor. La gente está buscando para obtener más información y ayudarse a sí mismos. Como líder de alto rango que podemos ser, siempre debemos primar el espíritu crítico en nosotros mismos, exigirnos más, responsabilizarnos siempre y en cada momento, para ello el tiempo NO EXISTE.

Ser útil»: Hacer conexiones y ayudan a los demás a encontrar aquellos que pueden ayudarlos. Guiar a otros. Permita que otros compartan cosas para ayudar a otros a resolver problemas por sí mismos.

Hacer preguntas grandes, reflexivas y DESAFIANTES . Trabajar en voz alta y dejar que otros demuestran su valor ayudandoNOS A NOSOTROS.

Nunca dar nada por terminado, ni por seguro, siempre buscar algo «más allá»…

Experimentamos cuando aprendemos y cambiamos las cosas»: el valor de las redes humanas es aprender, conectarse con otros y cambiar las cosas.

Abrazar las diferencias y el caos que genere muchas opiniones y deseos de cambio . Después de un tiempo todos reconocerremos el atractivo de ‘ estar permanentemente beta ‘, siempre en evolución para un mejor valor a medida que experimentamos: probar y aprender, o ENSAYO-ERROR.

Si deseamos escuchar nuestros propios puntos de vista y el de los demás, nunca debemos empezar por ejercer control sobre lo que dicen, piensan y hacen los demás, eso es señal de un nulo respeto..

Seamos dúctiles, rigurosos, empáticos, carísmáticos, `pero sobre todo con mentalidad redárquica.

copyjuandon

Análisis de la cuenta de @juandoming por Omar Miratia

Arriésgate a vivir de verdad!…lidera tu cambio!

juandon

contra

Para volver a la nave que fue diseñada para navegar hacia el sur, no hay razón para tratar de frenar esta nave o tratar de llevarla al norte en contra de su impulso. ¿Será tal vez más práctico y útil es comenzar a diseñar otros barcos más pequeños o planos que nos pueden ayudar a salir de esta nave en dirección a callejón sin salida….

COMO SIEMPRE HE DICHO, NO ES CUESTIÓN DE LIDERAR LA EDUCACIÓN, QUE ESTÁ MUY BIEN Y ES NECESARIO, PERO SI DEBEMOS SER VALIENTES Y ATREVERNOS A CAMBIAR LA SOCIEDAD, ESO SI SERÁ TRASCENDENTE….

El hombre tiene miedo de lo nuevo y desconocido. La sociedad es la resistencia al cambio. Si se propone un modelo verdaderamente revolucionario de la educación (digamos que no hay certificados, no hay competencia, no hay programa, no hay compartimentación del conocimiento) – que podría estar fuera-con razón rechazada por la mayoría. La minoría que puedan apoyarnos, puede estar dispersa y por razones prácticas, que en realidad no podría ser capaz de apoyarnos.

Cuando queremos cambiar el “orden de las cosas”, lo cuál ya es un atrevimiento, ahora quizás menos ya que cuando hay una crisis “total” en la sociedad, se dejan pasar algunas “licencias” como dicen algunos, nos dicen “antisistema”, “locos”, “que no tenemos ni idea”, “ignorants”….y muchas cosas más,…..

Si fueran un poco amables nos llmarían “disruptivos, valientes, inconscientes, raros,…”, pero lo que no poodemos entnder, y en mi caso consistir, es que piensen que queremos romper el funcionamiento codtidiano de las aulas, eso no lo pueden decir, ya que ciertamente si lo dicen es que no saben que lo que queremos no es eso, si no que queremos cambiar LAS AULAS….

Últimamente me vienen llamando “gurú hacker”, pues realmente me alegro, porque define muy exactamente mi línea de pensamiento y os puedo asegurar que de muchísima más gente y a las pruebas me refiero…

Y si las personas saben bien que el término hacker acuña a un nivel de conocimiento o dominio de un tema…. ya es un honor reconocerlo… (Claudia Ajejandra Torres)

Si el mismo Evgeny Morozov, feroz fagocitador del empleo de las tecnologías en la educación,ya en su libro “El espejismos del la red”, se hubiese dado cuenta que el problema no son las tecnologías si no las personas, a lo mejor no habaría ahora de eso, pero un libro muy interesante para un disruptivo como yo, nos gusta no solo leer lo que nos gusta, si no lo que no apoyamos tanto y lo hacemos no con ánimo destuructivo, sino como construcción a aprtir de lo que piensan las otras opiniones…

Precisamente la simplicidad que él explica (Solutionism technology), es contrari o a como lo veo yo, ya que las preguntas son complejas y las respuestas aún más ya que no son definitivas y siempre sujetas a la retroacción inclusiva,o sea, personalizada de cada aprendiz…

Las escuelas, universidades… están obsesionados con la asistencia, calificaciones, tareas, muestra de proyectos, eventos anuales – nada de esto constituye la educación. Ellos están en el mejor apoyando ideas para la educación no las esenciales.

Tenemos que mirar las cosas de manera integral y preguntarnos- «¿Qué necesitamos para que los niños aprendan  a convertirse en ciudadanos felices, personas sanas y prósperas» …Una vez que sabemos esto, entonces debemos preguntarnos: «¿Cómo lo hacemos?». La educación significativa descansa sobre cimientos de cuestiones socio-filosófico profunds. Si no es así, estamos desperdiciando nuestro tiempo y las de ellos y poner en riesgo nuestro propio futuro.

Lo que necesitamos no es sólo una educación alternativa, o una   alternativa a la educación, necesitamos otros planteamientos de aprendizaje, bien sean formales o infarmales, o mejor aún, aprender trabajando (learning is work). Necesitamos otras forma de pensar, vivir y seguir adelante. Tenemos que romper el tejido mismo de nuestros sistemas socioeconómicos. Necesitamos nada menos que una revolución inmediata.

No hay una respuesta única, pero mucho es posible. Cada uno de nosotros puede proporcionar una alternativa creativa una vez que reconocemos la inutilidad del modelo educativo actual y las limitaciones de la educación alternativa, si es formal, por supuesto, ya que siempre cambiariamos un modelo por otro, un sistema por otro sistema y easi siempre…, entrando en un círculo insalvable y completamente inútil… Pero no vamos a ser capaces de pensar más allá de otra educación, a menos que no   veamos las limitaciones y falta de efectividad con claridad, que tienen los planteamientos de siempre, por muy innovados que estén…

Las comunidades de aprendizaje, espacios de aprendizaje abiertos, parques de aprendizaje, sin escolaridad, o con escolaridad libre… en absoluto son algunas opciones que ya están probando por muchos padres y las comunidades.

«Estamos en plena efervescencia de la a Sociedad del Conocimiento y ya está siendo reemplazada por la “Sociedad de la Ubicuidad” , un término acuñado principalmente en Japón, quien se ha planteado que para el año 2010 ha de instalarse en dicha Sociedad de la Ubicuidad, bajó el lema -en todo momento, en todo lugar, cualquiera-. Como un proyecto de calidad de vida a la cual aspira dicho pueblo, representando un parteaguas de profunda relevancia histórica donde el cambio tecnológico representa la variable principal.

…cualquier persona podrá disfrutar, en cualquier momento y lugar, de un extenso número de servicios de información y entretenimiento a través de avanzados dispositivos y redes terminales.

Así mismo este modelo de sociedad se expande por todo el mundo gracias a herramientas de la llamada web 2.0, que se basa en las llamadas redes sociales (comunidades virtuales que comparten intereses y contenidos entre sí).

Como mejor ejemplo de la expansión de la web 2.0 tenemos el nacimiento en 2004 del sitio YouTube que permite a cualquiera producir contenido y compartirlo con el resto del mundo sin necesidad de intermediarios como una televisora.

Así los individuos dejan de ser consumidores de información de los que detentaban el poder mediático y ahora se convierten en productores de información y conocimiento: contenido. Y no solo eso los individuos ahora no solo consumen dicha información si no que también la producen: ahora son ambas prosumer- prosumidores.

Este término fue acuñado por primera vez por Marshall McLuhan y Barrington Nevitt, quienes en el libro Take Today (1972) afirmaron que la tecnología electrónica permitiría a las personas asumir simultáneamente los roles de productores y consumidores de contenidos.

De acuerdo con Toffler, el advenimiento de los prosumidores anticiparía el fin de la era de los medios masificadores: “Están desapareciendo los días de la omnipotente red centralizada que controla la producción de imágenes (…) los medios de comunicación de la tercera ola están destruyendo en un amplio frente el dominio ejercido por los dueños de los medios de comunicación de la segunda ola”.

Si el usuario de los medios de comunicación convencionales se ve obligado a soportar la pasividad dirigida que denuncia Chomsky, el usuario de Internet en cambio disfruta de una gran autonomía.

Y todo lo anterior que tiene que ver con la educación, si bien sabemos que la mayoría de los sistemas educativos alrededor del mundo se encuentran sumergidos en una profunda crisis no solo operativa si no más bien filosófica, este nuevo contexto representan una inminente revolución en este campo.

Ya que a diferencia de los grandes reformadores de la educación ahora contamos con las herramientas epistemológicas y operativas para realizarlo. Dado que afortunadamente desde mediados del siglo pasado una corriente de la educación se preocupó por la introducción sistemática de los medios tecnológicos y de comunicación a los procesos educativos, hoy ponen de manifiesto la importancia de muchos procesos que hoy en día consideramos esenciales en la educación como la planeación y la evaluación; nos referimos a la Tecnología Educativa, la 2.0.

Pero no hacemos alusión a esa Tecnología Educativa formada por una corriente de psicólogos conductistas que pretendían producir estímulos y castigos a través de los medios; si no ha esta nueva perspectiva integrante de paradigmas reformadores de la educación como el Constructivismo.

El aporte de la Tecnología Educativa al Constructivismo nos aporta las herramientas conceptuales y metodológicas para incorporar activamente los principios de la Sociedad de la Ubicuidad, en la educación.

Y no solo nos referimos a procesos como los de educación a distancia, si no que estas nuevas perspectivas nos ofrecen una verdadera oportunidad de democratizar la educación a demás de solventar problemas referentes a la justicia y equidad educativa.

Ya que por que por primera vez nos encontramos frente a una revolución imparable, a un cambio en los paradigmas de la educación en donde muchos expresan su rechazo ya sea como anhelantes e instructores como habla Papert (1995) en su reflexión sobre la el replanteamiento de la educación en la era de los ordenadores, donde cambiar estos paradigmas no romperá ninguna cosa que no pueda cambiarnos, no debemos tener miedo a los cambios si son para bien, no debemos tener miedo si se debe cambiar la Universidad, no debemos tener miedo si debe eliminarse la escolaridad obligatoria….debemos eso si, buscar los mecanismos adecuados para que estos cambios significan la posibilidad de unos aprendizajes mucho mejores,. más democráticos…en esencia..de mayor provecho para cada uno y para todos en general…

Es el nacimiento y desarrollo de una nueva generación de seres humanos que viven tanto en entornos reales como virtuales que han incorporado a su forma de relacionarse con el mundo diferentes tecnologías que les permiten acceder al conocimiento que desean, al momento en que lo desean.
Los seres humanos de esta década están en contacto con objetos de conocimiento que no creíamos posibles incluso hace 10 años: como viajes a los extremos del universo, a la vez que recorren las estructura de nuestro ADN.

Es en este marco revolucionario que la escuela tiene que plantearse un nuevo papel, que dista mucho de la simple transmisión de conocimientos. Se trata de guiar a los estudiantes para que construyan estrategias de pensamiento que les permitan utilizar estas tecnologías para adquirir su propio conocimiento en base al basto y amplio marco de experiencias previas con el que ya cuentan, así como de generar espacios que les recuerden que forman parte de una sociedad global; por lo que promover en ellos estrategias de comunicación adecuadas es clave para su participación en este nuevo mundo intercontectado por medio de la tecnología.

El Internet y otras tecnologías rebasan fronteras de todo tipo desde geográficas hasta ideológicas y culturales y nos recuerdan que todos somos parte de una sola sociedad. El nuevo papel de la educación es asegurarse que todos puedan participar de este nuevo marco social, así como de proveer estrategias de comunicación tanto para adquirir información y conocimientos como para producir y compartir lo ellos saben.

Esta nueva realidad poco a poco empuja a que los sistemas educativos y en general las sociedades de ciertos países cambien y adopten este modelo.

Sin embargo en nuestro país la perspectiva de la Sociedad de la Ubicuidad hoy representa un espejismo que solo se refleja en la generación de los “nativos digitales” -menores de 25 años y en áreas restringidas como el entretenimiento o espacios particulares de otros sectores.

Nuestra clase política que desafortunadamente controla los destinos de nuestros país ha decidido defender a ultranza sus intereses que se ven amenazados por este nuevo paradigma y condenarnos a la fatalidad de un “apagón tecnológico” ) que obstruyen nuestro desarrollo como nación incluido por su puesto el rechazo de la incorporación de los principios del en todo momento, en todo lugar y cualquiera en el sistema educativo… pero ellos no manda, es el pueblo quien tiene la corona de la soberanía, y en educación y formación, todavía más…


Sin lugar a dudas la transformación de sistemas educativos llegará por medio del empuje social a la que representa la Sociedad de la Ubicuidad, inevitablemente los estudiantes demandarán esa transformacion transformación de la escuela tradicional para reclamar su justo derecho de participar de la sociedad global: de la humanidad, de reafirmarse como parte de esta nueva generación de seres humanos….»   (@juandoming)

 
Las herramientas cognitivo-culturales como el leer y escribir eran las nuevas tecnologías del momento y por ello eran los pilares del curriculum de la escuela, y en la actualidad las nuevas tecnologías no son solo el leer y escribir sino también la decodificación de imagen y sonido a la vez, lo que se denomina tecnología multimedia. 
 
Por ello debe transformarse el curriculum de la escuela nuevamente para asumir como pilares las nuevas tecnologías actuales, abandonar la “concepción bancaria de la educación” y esto es dejar que el alumno sea emisor, receptor y creador de procesos de enseñanza-aprendizaje apoyándose en el docente y utilizando como herramientas a las nuevas tecnologías.

También nos habla de que la característica más importante de los multimedia es la capacidad de interactividad que ofrece al alumno/a en los procesos de enseñanza-aprendizaje. Cuanto mayor sea el protagonismo del alumno/a en el proceso de enseñanza-aprendizaje mayor será el nivel de interactividad que proporciona el multimedia. 

Vamos a conquistar una nueva sociedad, otra educación si somos capaces de establecer un cambio audaz de la organización temporal y espacial de aprendizaje….No debemos tener miedo de hacer lo que todos queremos hacer, areverse no es una ingenuidad, es una necesidad.

Un ejemplo muy claro que les podría dar: ¿Qué podemos aprender conocimientos de la neurociencia en el proceso de aprendizaje yen la forma en que pueden ayudar a orientar la oferta educativa de manera diferente?

Examinar cómo la conversión digital de nuestras instituciones educativas, empresas… cuestiona directamente la forma en que aprendemos y el papel del conocimiento en una serie de cada vez más diversas situaciones sociales. ¿Cómo aprender cuando las instituciones educativas ya no son el principal acceso al espacio de conocimiento? ¿Cómo educar en la dispersión, la diversidad y la búsqueda de la eficacia inmediata caracterizan muchos usos de las nuevas redes sociales, educativas, económicas…?

La tecnología puede tanto mejorar el aprendizaje y desaprendizaje que sin duda esto se debe a que la línea divisoria es inestable, frágil y muy sensible a las personas que componen cualquier situación educativa, pero es por eso mismo, que debemos manejar las tecnologías como algo que ya está en nosotros, que forma parte de nosotros y por tanto, utilizarlas sin miedo, claro que si..

El mismo Foucault nos dice al respecto sobre las tecnologías,..”. las tecnologías digitales representan una nueva forma hipomental generado por el artificiaidadl de estos objetos y la exteriorización de la memoria humana.

“Las personas usan historias para organizar, expresar y recordar sus experiencias. Esta idea es el fundamento de un método desarrollado por Roger Schank y su equipo para diseñar cursos y materiales educativos que garanticen un aprendizaje mediante la práctica (learning by doing). ” Roger Schank

Metodología Sólida

En contraste con los tradicionales curriculums pasivos y orientados a asignaturas, un Scenario Centered Curriculum (SCC) propone una experiencia equiparable al aprendizaje de un oficio: el alumno se enfrenta a una serie bien planificada de situaciones (escenarios) reales, situándole en un rol relevante y motivador. Dentro de estas situaciones, lleva a cabo exactamente las tareas, actividades y procesos de razonamiento adecuados para construir y desarrollar sus habilidades.

De este modo, el alumno entiende cómo un conocimiento o habilidad le es útil para la vida al afrontar de forma individual el problema que presenta la historia, garantizando un aprendizaje a su medida.

  • Un escenario: Situación profesional real y de negocio, simulada. Motivador y rico en contenidos, que proporciona un contexto coherente para el aprendizaje individual y colectivo.
  • Una secuencia planificada de tareas: Encuadradas en ese escenario, que permiten al participante ejercitar los comportamientos clave y, de esta manera, aprenderlos (práctica, entrenamiento).
  • Una colección estructurada de recursos para el aprendizaje: Incluyen procedimientos de trabajo, modelos a utilizar, herramientas, información relevante para la tarea, etc.
  • Acceso a un tutor: online o presencial, para obtener ayuda en el momento de aprendizaje preciso (feed-back).
  • Este engranaje se corresponde a las característivcas del E-learning-Inclusivo, diseñado por mi mismo, (Juan Domingo Farnos Miró) y que se recoge en estas bases  http://www.scribd.com/doc/33025056/Bases-Para-e-Learning-Inclusivo , pero con una trascendencia mayor, ya que quiere influir en todo el diseño de lo que entendemos por educación y formación e influir en decisiones político-educativas, sociales y tecnológicas, adaptándose de manera permanente, transparente y con confianza..a esta sociedad dinámica que gracias a las TIC, evolucionará a un roitmo muy diferente a lo que venía haciendo hasta ahora.

 

Mahatma Gandhi …diseñó su visión basada en los escenarios, los requisitos y las posibilidades de su tiempo. También debemos primero diseñar nuestra visión basada en escenarios, requisitos y posibilidades de hoy en día. Esta visión puede ser traducido a soluciones alternativas. Al igual que la visión de Gandhi Ji, nuestra visión no debe limitarse a la enseñanza o la educación, que debe estar ligada a una visión más amplia de la sociedad, la economía y el futuro de la humanidad.
juandon
 

«El dinosaurio desaparece lentamente». ¿Sucede esto con la educación?

juandon

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Eric Schmidt piensa que la universidad es un “dinosaurio que está desapareciendo lentamente”, está en peligro de extinción la extinción,es algo contrario a la intuición, dado que cada vez más estudiantes están entrando en la educación superior , y la promesa de las competencias, cuando los trabajos están desapareciendo rápidamente, es la única esperanza de que la clase obrera tiene para seguir inmersos “en la sociedad”.

Aquellos que esperan que las universidades tradicionales de reformar por su cuenta están engañando a sí mismos. La trayectoria final de la decadencia burocrática es tan cierta como la caída del imperio romano-por ejemplo-, su trayectoria mantiene se constante mediante un sistema de gobernanza deficiente y los incentivos perversos que promueven la incompetencia y recompensan a “los pequeños” que buscan el poder-pseudo-intelectual, excusados en viejas prerogativas que les dan un falso posicionamiento de poder …

¿Significa esto que tenemos que olvidarnos de la escuela? Ciertamente no. Pero sí significa que, además de docentes bien preparados y de planes de estudio suficientemente flexibles y actualizados, precisamos de agentes culturales que nos ayuden a explorar las posibilidades que encierra este nuevo mundo, que nos permitan anticipar sus oportunidades y sus riesgos, y que nos ayuden a identificar algunos de sus principales mecanismos.

 

Las nuevas tendencias globalizadoras obligan a repensar el modo en que debemos preparar a las nuevas generaciones para insertarse en la vida política, económica, social y cultural. La respuesta habitual consiste en decir que el sistema educativo debe ocuparse de esta tarea. Pero hay razones para pensar que el sistema educativo tal como lo conocemos siempre llegará tarde frente al enorme potencial de innovación del mundo extraescolar. Dos estrategias se proponen. Involucrar en la tarea a al menos parte del mundo extra-escolar (más específicamente, a la cultura) y redefinir los límites entre lo que pertenece al mundo escolar y lo que queda fuera.

Empecemos por los lugares comunes: el mundo se ha globalizado. Esta parece ser la premisa desde la que debe partir toda reflexión sobre la cultura, la política o la sociedad. El dato es a todas luces importante, aunque tal vez valga la pena recordar que no es la primera vez que ocurre. El mismo fenómeno ya se produjo al menos en dos oportunidades. La primera fue en la época del Imperio Romano. La segunda fue en tiempos de Carlos V. En ambos períodos se estableció un orden político y cultural que involucraba (o afectaba de manera muy directa) a casi todo el mundo conocido. La gran diferencia es que ahora el tejido de la globalización abarca al planeta entero. De aquí en más, las únicas formas de expansión concebibles serán extraplanetarias.

Dicho esto, vayamos ahora a un segundo lugar común: la globalización exige que repensemos la educación de las nuevas generaciones. Si no queremos perjudicar seriamente a nuestros hijos ni a nuestros nietos, deberemos darles una educación que les permita entenderse con personas de otras partes del mundo, que los ponga en condiciones de acceder a las nuevas tecnologías de la comunicación, que los haga capaces de responder de manera fértil al fenómeno de la diversidad cultural, y que los prepare para una vida laboral en la que los cambios de empleador y los desplazamientos geográficos serán frecuentes.

Las dos afirmaciones anteriores son lugares comunes, pero son también verdaderas (que una afirmación sea repetida ad nauseam no es una prueba de que sea falsa). Y sin embargo, creo que algo anda mal si detenemos aquí nuestro diagnóstico. Dicho de modo más preciso: creo que en los últimos años hemos desarrollado una aguda conciencia respecto del fenómeno de la globalización y hemos desarrollado una conciencia igualmente aguda respecto de los desafíos que este fenómeno plantea a la tarea educativa, pero todavía no somos igualmente conscientes del reto que la globalización implica para la cultura. (No utilizo aquí la palabra «cultura» para referirme al conjunto de las disciplinas artísticas usualmente llamadas «cultas», ni tampoco en el sentido etnológico de conjunto de creencias, prácticas y ritos que definen los límites de una comunidad humana particular, sino en el sentido antropológico de patrimonio común de ideas, conocimientos e interpretaciones que nos permite afirmar que vivimos en un mismo mundo).

Tengo la impresión de que el proceso de globalización, y la acumulación de sus impactos sobre nuestra vida cotidiana, han avanzado mucho más rápidamente que nuestra capacidad de tejer interpretaciones compartidas que nos permitan escapar a la pérdida de sentido. Al menos por momentos, parecería que todos hemos caído en la situación de aquellos individuos que han visto derrumbarse su cultura de origen frente a la presión de una cultura dominante: tratamos de servirnos de nuestras viejas categorías e interpretaciones para entender las situaciones que abordamos, pero el intento fracasa porque éstas requieren otras formas de aproximación. Como resultado, con cierta frecuencia ocurre que nuestras ideas se vuelven inconsistentes y nuestra capacidad de entendernos se deteriora.

Hay una imagen que ha recorrido el mundo y que, a mi juicio, refleja claramente esta situación: es la imagen de los militantes antiglobalización comunicándose mediante teléfonos celulares, difundiendo mensajes a través del correo electrónico y explicando sus posturas desde una multiplicidad de sitios web.

Cada uno puede tener la opinión que quiera respecto de los militantes antiglobalización. Puede estar a favor de su causa o en contra de ella. Puede considerar que los argumentos que manejan son fuertes o son débiles. Pero antes de llegar a ese tipo de definiciones aparece una inconsistencia que debería llamar la atención: con la elección de los medios que utilizan para comunicarse, estos militantes y sus organizaciones están alentando la misma globalización a la que con tanto énfasis se oponen.

El punto me parece importante, porque a veces se habla de la globalización como si fuera impulsada desde algunos oscuros centros de poder contra la voluntad de la gente. Pero lo cierto es que los verdaderos impulsores de la globalización somos cada uno de nosotros. La globalización avanza porque, ante el menor problema de salud, todos queremos tener a nuestro alcance servicios médicos altamente tecnologizados. O porque, vivamos donde vivamos, a todos nos gusta recibir en el menor tiempo posible el disco que acaba de editar nuestro músico favorito. O porque, si tenemos que cubrir largas distancias, buscamos pasajes de avión baratos en lugar de andar en carreta o aceptar pagar pasajes caros. O porque, si ha pasado algo grave en el mundo, aspiramos a verlo en directo por televisión.

Así como no abrí juicio sobre las ideas de los militantes antiglobalización, tampoco pretendo abrirlo sobre las preferencias que acabo de enumerar. Sólo constato un hecho, y es que cuando alguien tiene esta clase de preferencias y al mismo tiempo se opone a la globalización, está actuando de manera inconsistente: se está oponiendo como ciudadano a aquellos procesos que está alentando como consumidor. Este no es un problema exclusivo de los militantes antiglobalización sino de muchos millones de personas. Y en la medida en que esta inconsistencia se siga extendiendo, estaremos creando un problema que ningún gobernante será capaz de resolver.

No voy a hacer ninguna hipótesis sobre el modo en que se ha llegado a esta inconsistencia. Lo que me importa subrayar es mi sorpresa ante la escasa conciencia que se tiene de ella. He visitado los sitios web de varias organizaciones que critican la globalización, pero nunca me encontré con una explicación acerca de por qué se sirven de ese medio de comunicación altamente globalizador. He visto por televisión a numerosos manifestantes antiglobalización que no se incomodaban en lo más mínimo cuando se los filmaba hablando por teléfonos celulares. He asistido a reuniones académicas en las que personas vestidas con ropa de marcas internacionales, que pasan buena parte del año recorriendo el mundo en avión, discutían gravemente sobre los efectos perniciosos de la globalización sin que ninguno pareciera sentirse responsable del estado de cosas que criticaba.

Puede que muchas de esas personas sean hipócritas, pero es muy improbable que todas lo sean. Y mucho más improbable es que sean hipócritas los millones de individuos que escuchan y admiran a quienes caen en tales contradicciones. Creo más bien que lo que está fallando es nuestra capacidad colectiva de interpretar lo que ocurre. No me refiero a ponernos de acuerdo sobre el significado profundo de los hechos, porque allí siempre habrá lugar para el desacuerdo. Me refiero a la capacidad mucho más básica de reconocer los hechos mismos y de establecer conexiones relevantes entre ellos. Mucha gente se siente amenazada por la globalización y al mismo tiempo hace un uso intensivo de los múltiples recursos de la Web, sin llegar a percibir que esa actividad forma parte de la definición misma de un mundo globalizado.

La globalización nos ha tomado por asalto y no nos ha dado el tiempo necesario para aclararnos las ideas. Sus promesas y amenazas tienen tal espectacularidad que dificultan nuestra capacidad para reconocer los límites entre aquello que es (al menos en parte) consecuencia de nuestras propias elecciones, y aquello que en ninguna medida depende de nosotros. Como el aprendiz de brujo, hemos liberado fuerzas que no somos capaces de entender ni de controlar.

Por eso, cuando nos enfrentamos a este fenómeno nos comportamos como quien ingresa en un territorio desconocido, cuyos códigos y reglas de funcionamiento ignora. Los que están fallando son nuestros recursos culturales para construir imágenes de la realidad que sean inteligibles y compartidas. Frente a un mundo que se ha acelerado y complejizado, nuestros esquemas de interpretación tradicionales ya no nos permiten ver claro. Lo único que mucha gente percibe es que en todo esto hay víctimas, y razonablemente intenta ponerse de su lado. Pero el problema es que no siempre se establece el lazo adecuado entre las víctimas y los victimarios. Sobre todo no se lo establece cuando, como ocurre con frecuencia, nosotros mismos estamos de los dos lados.

Buscando soluciones

¿Cuál es la solución a este problema? La respuesta estándar consiste en decir que la educación formal debe preparar a los miembros de las nuevas generaciones para el mundo que está naciendo. Pero hay buenas razones para pensar que, en este terreno, la educación siempre llega tarde.

En primer lugar, la educación llega tarde porque pasa demasiado tiempo entre el momento en que se producen las novedades, el momento en que se desarrollan interpretaciones que nos permitan entenderlas razonablemente y el momento en que se consigue transmitir esas interpretaciones a las nuevas generaciones de docentes. Este proceso funcionó con fluidez durante muchas décadas, pero ahora no hay tiempo material para reproducirlo. Los cambios se producen con demasiada rapidez como para que se pueda responder a ellos desde los planes de estudio.

En segundo lugar, la educación siempre llega tarde porque, cuando llega el momento en que los alumnos están en condiciones de recibir mensajes en el salón de clase, ya han recibido con anterioridad muchos otros mensajes. Los han recibido en los años previos a la escolarización formal, durante los que aprenden de las personas que los rodean y de los medios masivos. Los han recibido durante el período en que, siendo ya escolarizados, se ponen en condiciones de recibir mensajes relativamente complejos de parte de sus maestros (es decir, en el período que va desde el inicio de la escolarización hasta que cumplen nueve o diez años). Y los siguen recibiendo en el tiempo que pasan fuera de la escuela, esto es en una vida extraescolar que se caracteriza por ser altamente mediatizada y cada vez más informatizada, de modo que confluyen en ella informaciones y opciones de consumo cultural extremadamente variadas.

Todo esto sugiere que la escuela no puede prepararlos para un futuro contacto con la globalización, sino que, en términos generales, sólo puede reaccionar ante un contacto que ya se ha producido o ya se está produciendo. Desde el punto de vista de los alumnos, primero está el contacto con el mundo globalizado y después está el contacto con la escuela. Pretender invertir los términos es sencillamente una quimera.

En consecuencia, si queremos darle un mejor equipaje cultural a los miembros de las nuevas generaciones (y si queremos proporcionárnoslo a nosotros mismos) el primer frente de ataque no estará en la institución escolar sino fuera de ella, más precisamente en ese terreno difuso pero decisivo al que llamamos cultura. El desafío es cómo desarrollar una nueva sensibilidad, cómo reforzar nuestra capacidad de establecer conexiones entre hechos, cómo modificar nuestras categorías de análisis, de modo tal que la inevitable inmersión en el mundo globalizado no nos hunda en el desconcierto y en la irracionalidad colectiva.

Por cierto, no es la primera vez que nos enfrentamos a este desafío. Justamente por eso empecé recordando que esta no es la primera vez que el mundo se globaliza. Cada vez que ocurrió este fenómeno, nuestras categorías de análisis y nuestros recursos interpretativos tuvieron que adaptarse al nuevo estado de cosas. Y la solución no vino de una escuela que en esa época no existía, sino de la literatura, del arte y de la filosofía.

 

¿Qué ocurrió cuando los antiguos griegos se hicieron buenos marinos, se adentraron en mares hasta entonces desconocidos y fundaron colonias lejanas? Ocurrió que los bardos empezaron a cantar poemas que hablaban de largos viajes, de la variedad geográfica y humana, de las reacciones de los individuos ante el peligro y de las consecuencias de las grandes ausencias sobre la vida de las personas. ¿Qué pasó cuando los romanos construyeron las primeras ciudades verdaderamente grandes, alcanzaron niveles de bienestar que significaban una fuerte ruptura con la vida rústica e hicieron posibles acumulaciones de riqueza y de poder desconocidas hasta entonces?

Ocurrió que los poetas y comediantes se preguntaron si el abandono de la vida rústica era una pérdida o una ganancia, e indagaron sobre la influencia del dinero y del poder en la vida de los hombres. ¿Qué ocurrió cuando los europeos terminaron de darse cuenta de que habían descubierto un inmenso continente y se lanzaron a explorarlo y conquistarlo? Ocurrió que las artes plásticas se poblaron de animales y de frutos desconocidos hasta entonces, y que los pensadores y literatos empezaron a preguntarse sobre la posibilidad de fundar nuevas formas de convivencia en medio de una naturaleza incontaminada. ¿Qué ocurrió cuando una combinación de educación y desarrollo tecnológico hizo posible avizorar un futuro pautado por la democracia de masas y por una economía altamente industrializada?

Ocurrió que Walt Whitman le cantó a la electricidad, a la potencia de los motores y al ciudadano capaz de decidir su propio destino, en un tono que sólo se había utilizado hasta entonces para cantarle a los héroes militares o a las fuerzas de la naturaleza. ¿Qué ocurrió cuando Einstein desarrolló la teoría de la relatividad e introdujo ideas absolutamente ajenas a la física newtoniana, como la posibilidad de viajar en el tiempo? Ocurrió que esas ideas fueron recogidas por los maestros de la ciencia-ficción, y a través de ellos se volvieron mínimamente comprensibles para millones de lectores y de espectadores carentes de formación científica. Y ocurrió también que el surrealismo nos forzó a ampliar los límites de nuestra sensibilidad, devolviéndonos imágenes del mundo que se parecían muy poco a las que habíamos visto hasta entonces.

En una palabra: una parte sustancial de lo que pensamos acerca del mundo que nos rodea, una proporción importante de nuestras expectativas, fantasías y temores, una cantidad nada desdeñable de datos y de esquemas interpretativos, la mayor parte de nuestros lenguajes expresivos, no nos llegan por un canal formal como el que representa la escuela, sino a través de la cultura en la que estamos inmersos. Nuestras imágenes de la globalización están mucho más determinadas por las coberturas de CNN, por la experiencia de ingresar a un grupo de chat o por el hábito de «bajar» archivos MP3 que por lo que puedan intentar decir las maestras.

¿Significa esto que tenemos que olvidarnos de la escuela? Ciertamente no. Pero sí significa que, además de docentes bien preparados y de planes de estudio suficientemente flexibles y actualizados, precisamos de agentes culturales que nos ayuden a explorar las posibilidades que encierra este nuevo mundo, que nos permitan anticipar sus oportunidades y sus riesgos, y que nos ayuden a identificar algunos de sus principales mecanismos.

El cine, las artes plásticas, el teatro popular y la literatura han permitido que sociedades enteras procesaran conflictos y traumas que eran difíciles de asimilar por otras vías. La novela social iniciada por Zola permitió que muchas personas pertenecientes a los sectores acomodados de la sociedad europea entendieran cómo se veía el mundo cuando se lo miraba con los ojos de los obreros industriales o de los mineros. Un solo cuadro de Picasso hizo que mucha gente percibiera el drama de un bombardeo con una intensidad que jamás hubiera alcanzado si no hubiera visto el Guernica. El Galileo Galilei de Brecht popularizó una interpretación del modo en que la ciencia experimental se impuso sobre la vieja metafísica, y esa interpretación resultó más influyente en términos sociales que las explicaciones mucho más ajustadas a la realidad que podemos encontrar en los libros de los especialistas. El cine estadounidense permitió que muchos ciudadanos que no habían estado en Viet Nam comprendieran la magnitud de lo que habían vivido quienes sí estuvieron y volvieron derrotados.

Este es exactamente el desafío que tenemos planteado. Lo que todavía estamos en vías de conseguir es una producción cultural que nos permita empezar a entender lo que significa vivir en un mundo globalizado. Nos faltan narrativas que nos hagan sentir cómo impactan nuestras decisiones de consumo sobre la marcha de las grandes industrias o sobre las condiciones de vida de quienes están en el otro extremo de la cadena productiva. Nos hacen falta testimonios sobre las nuevas maneras en las que podemos prolongar nuestras posibilidades de aprender y de producir. Nos hacen falta ficciones que nos ilustren sobre las nuevas maneras en los que podemos organizar nuestra vida laboral o nuestras relaciones interpersonales. Nos hacen falta músicas y texturas que impacten sobre nuestras actitudes y nos hagan sentir la dimensión de lo que estamos en condiciones de explorar y de descubrir.

Nada de esto se puede apurar ni hacer de modo deliberado. Estas cosas simplemente ocurren. Pero sólo ocurren cuando el terreno de la cultura está habitado por personas que no se conforman con interpretaciones cómodas ni perezosas. Si le damos la espalda a las complejidades del mundo, si ignoramos los desafíos morales que nos presenta nuestra circunstancia, si, en lugar de explorar los complejos mecanismos del éxito, el fracaso y el dolor, adoptamos actitudes maniqueas que nos garanticen ritualmente que estamos del buen lado, nunca podremos tener una mirada lúcida sobre el mundo en el que vivimos porque habremos preferido no tenerla.

Para no ser demasiado general, quisiera poner un solo ejemplo que tal vez ayude a ilustrar lo que estoy tratando de decir. Pensemos en el caso de los periodistas. El desarrollo tecnológico permite que hoy los periodistas manejen un caudal de información descomunal, a una velocidad que no tiene antecedentes. Pero esta nueva capacidad no asegura por sí misma que los resultados sean malos ni buenos. Un bombardeo irreflexivo de novedades provenientes de diversos orígenes puede sumir a los receptores en la perplejidad e impedirles entender el mundo en el que viven. Una selección superficial de la información, que no indague sobre las lógicas que vinculan a los diferentes acontecimientos, puede favorecer el desarrollo de interpretaciones simplistas o sencillamente descarriadas (por ejemplo, puede llevar a que muchos residentes en países del tercer mundo lleguen a ver como un héroe a un granjero francés subsidiado y proteccionista). Un manejo de imágenes que no se haga cargo del contexto en el que fueron generadas puede hacer aparecer como simple fanatismo religioso lo que en realidad es una compleja mezcla de protesta política, exclusión social y extrañamiento cultural.

El asombroso tráfico de información que se ha hecho posible gracias al desarrollo tecnológico les exige a los periodistas que hagan lo que siempre hicieron (es decir, aportarnos información junto con elementos que nos permitan interpretarla y analizarla), pero ahora los obliga a hacerlo a una velocidad y con un nivel de exigencia que tiene escasos precedentes. Es probable que el periodismo se vuelva con el tiempo una profesión crecientemente exigente, al menos en la medida en que se aspire a lograr productos de calidad razonable. Como hicieron los maestros de la ciencia-ficción (y los propios periodistas especializados) al hacernos entender intuitivamente las principales ideas de Einstein, los buenos periodistas deberían estar ayudándonos a entender las principales conexiones de un mundo sobre el que sabemos casi todo pero del entendemos poco. El lazo cultura-escuela

¿Significa esto que la batalla por devolverle comprensibilidad al mundo debe darse en el terreno de lo que de manera laxa llamamos cultura, y que debemos abandonar la esperanza de que la escuela haga algún aporte al respecto? No necesariamente. La escuela tiene un papel importante a jugar en todo esto. Pero sólo conseguirá hacerlo si conseguimos crear mecanismos de retroalimentación que necesariamente conducirán a una profunda transformación de la cultura escolar tradicional.

Al considerar este tema es demasiado fácil perderse en un mar de generalizaciones, de modo que voy a limitarme a considerar un aspecto de la cuestión: los mecanismos de reclutamiento, formación y desempeño de la función docente.

Desde más de un siglo, la cultura escolar tradicional defiende un paradigma que puede describirse de este modo: el docente ideal es aquel que opta por la profesión docente al terminar sus estudios secundarios, que recibe una formación profesional específica durante una razonable cantidad de años (gruesamente equivalente a los requeridos para realizar una licenciatura universitaria) y que luego desarrolla una vida profesional íntegramente centrada en la labor docente, sin más interrupciones que las necesarias para realizar actividades de perfeccionamiento y reciclaje.

Este es un modelo que funcionó razonablemente bien allí donde podían cumplirse ciertos supuestos implícitos. Primero, que los institutos pedagógicos fueran capaces de reclutar estudiantes en número y calidad suficientes; segundo, que se hubieran desarrollado planes de estudio capaces de poner a esos estudiantes en condiciones de adquirir primero, y transmitir después, los conocimientos y destrezas fundamentales que se hubieran desarrollado en un área específica o en un conjunto de áreas; tercero, que lo que esos estudiantes pudieran aprender en los años que transcurrían en los institutos pedagógicos siguiera siendo válido en el momento de iniciar la vida profesional; cuarto, que las actividades de perfeccionamiento y reciclaje resultaran suficientes para actualizar y potenciar la formación recibida inicialmente.

El problema es que la mayor parte de estos supuestos no se cumple en la actualidad. En los últimos años, muchos países (particularmente en el tercer mundo) han tenido serias dificultades para reclutar una cantidad de estudiantes que alcanzara para reemplazar a los docentes que pasaban a retiro, así como para responder al crecimiento de la demanda resultante de un aumento de las tasas de escolarización. Por otra parte, el propio fenómeno de generalización del acceso al sistema educativo (imperfecto como sin duda es) tuvo el efecto de disminuir la calidad promedio (en términos culturales y educacionales) de los estudiantes que se inscriben en los institutos pedagógicos.

También se ha vuelto más difícil contar con planes de formación docente que permitan a los egresados contar con un nivel de preparación adecuada a las innovaciones que se producen en un área específica. Esto no es (al menos no necesariamente) una consecuencia de la lentitud de reacción de las autoridades responsables de la formación docente, sino del aceleramiento de las innovaciones en todas las áreas del conocimiento. Elaborar seriamente un plan de estudios puede llevar varios años. Luego es necesario preparar programas de cursos que se ajusten a ese plan y preparar al cuerpo académico que se encargará de impartirlos. Todo esto hace que, cuando un programa de formación docente se pone en ejecución, es casi inevitable que ya haya acumulado cierto retraso respecto del nivel de desarrollo de las diferentes disciplinas.

A este retraso acumulado entre el inicio del diseño y el inicio de la ejecución de un plan de estudios se agrega luego el rezago que tiende a acumularse durante los años que cada estudiante permanecerá preparándose como docente. Los conocimientos adquiridos por los aspirantes a maestros y profesores en el primer año de su formación, tendrán tres años de rezago en el momento de acceder a la titulación. Esta situación suele ser menos grave cuando los futuros docentes se forman en ámbitos universitarios (en los que pueden estar permanentemente en contacto con docentes que son al mismo tiempo investigadores de las disciplinas que enseñan) y es más grave cuando se forman en instituciones exclusivamente dedicadas a la formación de maestros y profesores.

Esta doble desactualización acumulada en el momento de recibir el diploma docente puede en muchos casos ser poco significativa, pero inevitablemente se agravará a medida que pasen los años de ejercicio profesional. Este problema puede ser razonablemente paliado mediante actividades de actualización y reciclaje. Pero esta solución sólo funciona de manera adecuada cuando la formación inicial no estaba aquejada de desajustes serios. Cuando este es el caso, es probable que los docentes en actividad tengan problemas para asimilar las novedades, y que esto actúe como un factor crecientemente inhibidor de la demanda de reciclajes.

Todas estas son dificultades con las que los sistemas de formación docente luchan desde hace años. En algunos casos esa lucha es exitosa y muchos en otros no lo es tanto. Pero en todos los casos es cierto que el desafío se vuelve cada día más difícil de enfrentar, debido a que el ritmo de renovación se acelera en todas las áreas del conocimiento. ¿Quiere esto decir que estamos condenados a llegar cada vez más tarde?

No necesariamente. Y para poder ser optimistas en este punto empecemos por observar un hecho histórico. La especialización de la función docente es un dato relativamente reciente. Hasta hace tan sólo unas décadas, la enseñanza de las nuevas generaciones estuvo en buena medida en manos de gente que, además de enseñar, tenía otras ocupaciones profesionales. El cura o el farmacéutico del pueblo, el médico o el juez, frecuentemente combinaban su actividad específica con la labor docente. Esto ha tendido a ser más usual en el nivel secundario que en el primario, y en los pequeños núcleos urbanos (donde todavía ocurre) que en los grandes. Pero, independientemente de lo que pasara en los hechos, desde fines del siglo XIX esta situación fue colocada en la categoría de las anomalías. Lo bueno, lo eficiente, lo moderno, era que la educación de las nuevas generaciones estuviera en manos de profesionales exclusivamente dedicados a la enseñanza. Los mecanismos de calificación de casi todos los sistemas educativos empezaron a valorar más a aquellos que tenían un título otorgado por un instituto pedagógico que a quienes habían recibido otro tipo de formación.

Así han sido las cosas hasta ahora y no tiene demasiado sentido discutir si se trató de un acierto o de un error. Pero sí vale la pena preguntarse qué debemos hacer en el futuro. La apuesta a poner la enseñanza casi exclusivamente en manos de diplomados en institutos pedagógicos, ¿es la manera más eficiente de responder al aceleramiento de los procesos de renovación del conocimiento?

Como mínimo, la respuesta es discutible. Imaginen que, frente a los modelos tradicionales de formación docente, se desarrollara una estrategia dirigida a captar profesionales de distintas áreas (médicos, ingenieros, periodistas, etc.) a los que se les diera la posibilidad de complementar su formación principal con un diploma en pedagogía de un año de duración que los pusiera en condiciones de incorporarse a la actividad docente. Esto permitiría hacer frecuentes y deseables ciertas situaciones que hasta ahora han sido más bien combatidas. Por ejemplo, que un profesional combine su actividad en su dominio específico con una actividad secundaria en la docencia. O que un profesional, en el momento de jubilarse, inicie una actividad docente con una carga horaria relativamente importante. O que alguien alterne períodos de su vida en los que se dedica a una profesión específica con otros en los que se vuelque a la enseñanza.

Hasta ahora hemos estado acostumbrados a ver estas situaciones como unsecond best. Lo mejor es que la acción educativa esté en manos de personas íntegramente dedicadas a la labor docente. Si no se puede disponer de estos recursos, entonces podemos admitir los «docentes mixtos» como solución alternativa. Pero, ¿no hay razones para esperar que las personas que desarrollan una actividad profesional sean quienes estén más al tanto de muchas innovaciones que se producen en sus áreas específicas? ¿Y no ocurrirá que esas personas tengan una mayor facilidad para construir nexos entre los conocimientos abstractos y sus aplicaciones en la vida cotidiana? Un ingeniero retirado no sólo tiene todos los elementos necesarios para enseñar trigonometría, sino que probablemente estará familiarizado con muchos problemas prácticos en los que la trigonometría puede ser un instrumento útil. Un médico con experiencia clínica puede estar en condiciones muy favorables para vincular conocimientos generales de anatomía o fisiología con preguntas que pueden estar presentes en sus alumnos. Un informático activo en su profesión estará sin duda en mejores condiciones que nadie para orientar a los estudiantes en el uso educativo de los recursos que ofrece la computación (cosa cada vez más difícil para los docentes de carrera).

El punto importante consiste en saber qué resulta más eficiente: si aportarle a un profesional los conocimientos fundamentales de pedagogía que le permitirán evitar errores graves en el momento de relacionarse con un grupo de alumnos, o conseguir que un experto en pedagogía se mantenga al tanto de las novedades que se producen en una disciplina dada y siga siendo capaz de construir el puente entre los conocimientos abstractos y sus aplicaciones en la vida cotidiana. Durante muchas décadas supusimos que la respuesta correcta era la segunda. Y es probable que hayamos tenido razón en ese punto, porque el ritmo de renovación del conocimiento (y de sus aplicaciones tecnológicas) era manejable. Pero nada indica que esto siga siendo así en el futuro, ni nada indica que sea razonable privarse del concurso de mucha gente bien formada que podría desempeñar una importante acción educativa, especialmente en aquellos países donde el aumento de las tasas de escolarización agrava los problemas que existen en todo el mundo.

No pretendo zanjar aquí esta discusión evidentemente compleja. Lo que trato de mostrar es que, en un contexto tan cambiante como el que enfrentamos, puede ocurrir que las soluciones que tradicionalmente aceptamos dejen de ser las más adecuadas, y otras soluciones que tradicionalmente rechazamos pasen a tener nuevos atractivos. No se trata de desechar todo lo que hemos hecho hasta ahora ni de aceptar cualquier fórmula por el sólo hecho de que sea nueva. Pero sí se trata de mantener la mente abierta y estar dispuestos a revisar todo lo que sea necesario revisar. Aunque suene a retórica fácil, es verdad que estamos entrando en una nueva etapa civilizatoria. Y esta nueva etapa nos obliga a repensar el vínculo entre lo escolar y lo extraescolar, como parte de una revisión más general del vínculo entre educación y cultura.

Cuando se lo mira desde el universo escolar, lo extra-escolar suele ser visto como una fuente de problemas. Es en este terreno donde se fortaleció la cultura de la imagen que terminó por desafiar a la tradicional cultura discursiva; es en este terreno donde se consolidaron las subculturas juveniles que hicieron que la juventud haya dejado de ser vista como la antesala de la vida adulta y haya pasado a convertirse en un universo con sus propios códigos; es en ese terreno donde se intensificaron primero el uso de la informática y de Internet, poniendo en jaque la capacidad de los maestros para seguirle el paso a sus alumnos. Por eso, la pregunta a la que nos habituamos era: ¿qué recursos debemos movilizar dentro del sistema educativo para responder a los cambios que se están produciendo fuera de la escuela?

Pero tal vez debamos empezar a pensar que buena parte de esos recursos no están dentro del sistema educativo sino fuera de él. Más precisamente: en ese mismo mundo de la cultura que nos presenta tantos desafíos. Ver al sistema educativo como una fortaleza que debe resistir los embates del mundo exterior no sólo es una actitud demasiado defensiva, sino probablemente una actitud que nos lleve al fracaso. Porque es fuera del sistema escolar donde se producen las mayores innovaciones, donde se desarrollan las nuevas destrezas y donde opera mucha gente que tiene cosas para enseñar y para transmitir. Por eso, si nos abroquelamos en sistemas educativos cerrados, nos condenaremos a llegar siempre tarde. No se trata de mimetizarse con lo que pasa fuera de la escuela (seguramente una mala estrategia) sino de movilizar los recursos que allí se encuentran para dar una mejor respuesta educativa.

Debemos instaurar una sociedad donde el VALOR sean las personas y solo ellas dirijan su vida, y no me refiero de manera individualizada, que también, sino aprendiendo para mejorar como personas individuales aportando cada vez más ese valor a la comunidad..

 

Bibliografía

Bhabha, H. 1994:The Location of Culture. London, Routledge.

Brighouse, H. 2000: School Choice and Social Justice.Oxford, Oxford University Press.

Callan, E.1997: Creating Citizens.Oxford, Oxford University Press.

Cavell, S.1990: Conditions Handsome and Unhandsome.Open Court, La Salle, Chicago University Press.

Dagger, R.1997: Civic Virtues. Oxford, Oxford University Press.

Fourez, G. 1990: Eduquer, écoles, éthiques, sociétés. Bruxelles, De Boeck Université.

Gutmann, A. 1987: Democratic Education. Princenton, NJ, Princenton University Pr

Una sociedad educada: http://www.linguee.es/espanol-ingles/traduccion/una+sociedad+educada.html


Fuente: Blog de Juan Domingo

Congreso Mundial de Educación Disruptiva

Sergio Bosio

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Llamado a la colaboración

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Educación Disruptiva


Congreso Mundial Educación Disruptva
enero de 2014 – Latinoamerica y el Caribe

Celebrar un Congreso Mundial sobre Educación Disruptiva como eje de una re-fundación de la sociedad. Será un congreso transversal y multidisciplinario, donde hablaremos educadores, políticos, juristas, economistas, organizaciones internacionales….todos interesados en confeccionar nuevos horizontes sociales, de manera presencial y on-line, donde lo importante serán las personas que quieren aprender.

Contamos con los referentes más reconocidos e importantes que están de acuerdo con la idea.

Tenemos la plataforma sincrónica para la participación global de la humanidad.

Poseemos la dignidad, perseverancia, valores, capacidades personales y sociales pare el objetivo.

La revolución Francesa no requirió de las redes sociales ni de partidos políticos sino de personas.

Si quieres un mundo mejor viraliza este llamado:

Esperamos el soporte de esponsors, países interesados en su organización y personas que quieran colaborar o bien directamente o indirectamente….

·En la sociedad nadie sobra y todos hacemos falta” de Juan Domingo Farnós (@juandoming)

Todos queremos buscar la excelencia, pero la nuestra, no la que nos imponene los demás….juandon

El poseer y conducir nuestro propio aprendizaje, hace que estemos más motivados …

juandon

dueño

juandon «El poseer y conducir nuestro propio aprendizaje, hace que estemos más motivados a querer aprender. En un ambiente de aprendizaje que se inicia con el cambio de aprendiz, el maestro y …»

Si en la mayor parte de veces en nuestra cultura, sociedad…a mayor parte de las clasificaciones de las personas donde la evaluación y el «control de calidad» ocurre en la intersección donde se hacen comparaciones entre lo que el aprendiz puede demostrar en relación con lo que se ha enseñado, naturalmente es un planteamiento que primera vista parece de una lógica aplastante, pero el fallo está en el planteamiento inicial, es decir, en lo que pretendemos con ello y entonces ya aprecen las incongruencias, y como consecuencia su inutilidad..

Si aceptamos que la Educación Formal debe quedarse, no sería mi caso, pero bueno, vayamos por ese camino…Lo ideal sería trabajar con los aprendices con uno o dos elementos, por ejemplo, un libro de texto, una enciclopedia, unos mapas….lo mejor sería que dispusieran de «una polifonía» de elementos, si puede ser todos divergentes entre si, con multiplicidad y diversidad de planteamientos, opiniones…

Quizás podemos ver en ello una segmentación, una fragmentación de los parendizajes, muy posiblemente, no digo que no, pero si todo ello lo enlazamos con un feedback continuado, una relación en red permanente, un peer to peer que en lace en cada individuo en relación con los demás los aprendizajes que cada uno puede aportar a los demás,…lo que solemos denominar «la diversidad enriqueces, la uniformidad, no!-

El nuevo paradigma del aprendizaje basado en competencias de salida, traducción libre de outcomes-learning, considera que demostrar lo que se sabe hacer y el hacerlo son la expresión máxima de la competencia del profesional en su ejercicio en el nivel que corresponda…

juandon

¿Seremos capaces de inventar la sociedad?

juandon

dia

Vamos a conquistar una nueva sociedad, otra educación si somos capaces de establecer un cambio audaz de la organización temporal y espacial de aprendizaje….No debemos tener miedo de hacer lo que todos queremos hacer, areverse no es una ingenuidad, es una necesidad.

Un ejemplo muy claro que les podría dar: ¿Qué podemos aprender conocimientos de la neurociencia en el proceso de aprendizaje yen la forma en que pueden ayudar a orientar la oferta educativa de manera diferente?

Examinar cómo la conversión digital de nuestras instituciones educativas, empresas… cuestiona directamente la forma en que aprendemos y el papel del conocimiento en una serie de cada vez más diversas situaciones sociales. ¿Cómo aprender cuando las instituciones educativas ya no son el principal acceso al espacio de conocimiento? ¿Cómo educar en la dispersión, la diversidad y la búsqueda de la eficacia inmediata caracterizan muchos usos de las nuevas redes sociales, educativas, económicas…?

La tecnología puede tanto mejorar el aprendizaje y desaprendizaje que sin duda esto se debe a que la línea divisoria es inestable, frágil y muy sensible a las personas que componen cualquier situación educativa, pero es por eso mismo, que debemos manejar las tecnologías como algo que ya está en nosotros, que forma parte de nosotros y por tanto, utilizarlas sin miedo, claro que si..

El mismo Foucault nos dice al respecto sobre las tecnologías,..». las tecnologías digitales representan una nueva forma hipomental generado por el artificiaidadl de estos objetos y la exteriorización de la memoria humana.

Nunca antes el conocimiento ha estado en el corazón de muchos , las actividades diarias, lo que resulta, es un fenómeno masivo de la «intelectualización de la vida social.»

Así que si el conocimiento está en la red, siempre a mano, ¿qué hemos aprendido? Debemos «aprender a aprender» responder a coro todos los maestros que no se dejan intimidar por el hecho de que esto sucede?, …por qué no? Nadie tiene la razón única, y hace un tiempo esto ni su contemplaba, pero ahora si, los aprenndices son uno más en la sociedad, no estarán más «en el escalofón más bajo de la posesión ni del conocimiento, ni de la verdad».

La externalización del conocimiento no condena a la transmisión y adquisición de conocimientos, pero probablemente ella hace de la educación un tanto anticuada sesgada por el dominio del conocimiento, la «memoria» y la evaluación de itinerarios educativos que está obsesionado para comprobar la transmisión de información desde el cerebro del profesor al estudiante,pase a aprender a encontrar, a apropiarse, a criticar,a exteriorizar (comparti) el conocimiento para movilizarlo en buen uso en diversos contextos.

Aprender a interpretar en lugar de almacenar, requiere una familiaridad profunda con la estructura del conocimiento y requiere una inteligibilidad múltiples diversa de información y hacerla accesible, libre, abierta… a todos, pero eso no se puede reorganizar y rearticular sin implementar un comprensión global, curiosa y aguda. También acompaña el gesto del educador,» que ya no debe transmitir el conocimiento como el contenido, pero si debe esforzarse constantemente para asegurar que el estudiante dirija su inteligencia tan exigente, que requiere atención, ejercicio,…a una preocupación crítica de todo cuanto aprenda…

La individualización y personalización de la educación que fomenta la singularización, es importante, pero no suficiente, hace falta que este aprendizaje sea socializado, SOCIAL LERNING, lo cual aporta un mayor potencial creativo de cada uno y la formación en investigación en toda la vida. (LIFE LONG LEARNING).

La creciente importancia de las actividades de cooperación y trabajo en equipo forman parte del nuevo CORUPS EDUCATIVO mediado por las nuevas pedagogías que están trabajando para mejorar la interacción y el contacto personal entre los mismos y entre los alumnos y el profesor…

Todo ello nos conduce no solo a dar la responsabilidad de la educación y de la evaluación a los aprendices, ayudados por tecnologías, facilitadores, comunidad, la propia red….si no que nos permite «trasladar» el FOCO, de la educación formalizadora y uniformizadora a la educación informal y más concretamente a la educaciñon en el trabajo (LEARNING IS WORK)

La «sociedad del conocimiento» promueve las habilidades de comportamiento, los flujos de información de navegación, la carrera de la innovación, la renovación constante de la flexibilidad. Pero ella realmente fomenta el desarrollo de capacidades críticas sin que, en las instituciones dedicadas a este fin, los educadores pacientes aseguran que todo el mundo puede beneficiarse también de las oportunidades de emancipación de acceso al conocimiento.

Contra el conocimiento de empuje, es importante inventar una sociedad en la que todo el mundo va a querer y ser capaz de crear, de aportar y de escuchar, `pero por encima de todo, de responsabilizarse de sus actuaciones…

juandon

 

 

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